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Cáncer: La dieta sí importa

En la actualidad existen evidencias de la estrecha relación existente entre nuestra alimentación y la posibilidad de desarrollar un cáncer. Para que éste se genere, tienen que darse una serie de cambios celulares, y para ello , se suelen requerir más de 10 años de exposición a agentes carcinógenos, entre los que se incluyen ciertos alimentos, por tanto, una dieta incorrecta prolongada puede ser uno de los motivos de que aparezca un cáncer.

Dado que el proceso de formación de un cáncer es muy largo, la dieta relevante es la de 15 o más años antes del diagnostico del tumor. La dieta está integrada por un conjunto muy amplio de componentes que interaccionan entre sí y con otros factores ambientales, metabólicos, y genéticos, favoreciendo o protegiendo la aparición de tumores.

La obesidad es uno de los factores de riesgo más importantes en el desarrollo de un cáncer. Los tumores mas relacionados con la obesidad son los de esófago, estómago, colon, y mama. Un 10% de los cánceres de mama son consecuencia directa de la obesidad.

El 40% de los casos de cáncer en nuestro país (65.000 nuevos casos al año), podrían evitarse si lleváramos una alimentación saludable, realizáramos ejercicio físico, y mantuviéramos el peso corporal en los rangos adecuados.

Parece pues, evidente que merece una atención prioritaria la aplicación de medidas dietéticas preventivas, como las que te exponemos a continuación:

  • Las frutas y verduras representan el grupo alimentario más importante en la protección contra el cáncer debido a su riqueza en antioxidantes, como los betacarotenos, las vitaminas A, C, y E y glutatión.

- Entre las frutas más recomendables destacamos los cítricos (naranjas, kiwis...) y de colores variados, especialmente rojos/naranjas, por su contenido en carotenoides.
- Entre las verduras y hortalizas destacan por sus propiedades beneficiosas, el grupo de las crucíferas (coliflor, brócoli, berza...), zanahorias, tomates borraja, calabaza, aguacate, judías verdes, acelga, espinacas, rábano, ajo, algas y setas.
- Una fuente natural de glutatión es la cúrcuma (curry), el Globo raíz de flores o Jie Geng, y el selenio.

  • En cuanto a las grasas, numerosos estudios muestran una estrecha relación entre las dietas en alto contenido en grasa saturada y cáncer. Por ello:

- Prioriza el consumo de aceite de oliva virgen extra sobre las demás grasas, ya que su alto contenido en ácido oléico puede inhibir la expresión del oncogén Her-2 (relacionado con el cáncer de mama, ovario y estomago).
- Incluye en tu dieta alimentos ricos en omega 3 (atún, salmón, sardinas...)
- Restringe las carnes rojas a una vez por semana, ya que tienen grasas saturadas y nitrosaminas.
- Evita el consumo de lácteos grasos y sus derivados (mantequilla, quesos curados, nata...) por su alto contenido en grasas saturadas y colesterol, pero elige a cambio productos lácteos desnatados, ya que tienen un efecto anticancerígeno atribuido al efecto protector del calcio y a la actividad del ácido linolénico conjugado.

  • Evita alimentos procesados, ahumados, barbacoas, muy tostados, a la brasa, aceites muy usados, salazones, embutidos, y charcutería.
  • La fibra es fundamental en la prevención tanto del cáncer de colón como el de mama, por ello es aconsejable tomar alimentos con alto contenido en fibra, como legumbres, frutos secos (especialmente nueces) y cereales integrales (pan, arroz y pasta mejor integrales).

La nutrición no solamente tiene un papel importante en la prevención del cáncer, también tiene un papel fundamental en el tratamiento oncológico. Tan sólo un pequeño porcentaje de los pacientes reciben consejo dietético, por esta razón es preciso que los oncólogos empiecen a tomar conciencia de la importancia que tiene la nutrición en estos pacientes.

Planificar un buen soporte nutricional de manera personalizada en cada paciente y en cada una de las etapas de su enfermedad, comportará un gran número de beneficios consiguiendo una mejor calidad de vida.

Aproximadamente el 40-50% de los pacientes con cáncer, presenta desnutrición calórico-proteica en el momento del diagnostico, porcentaje que puede aumentar hasta un 70% tras los tratamientos oncológicos. Dicha desnutrición es debido tanto a la ingesta insuficiente de nutrientes, (bien por falta de apetito o bien por la obstrucción de algún tramo del aparato digestivo), como a los cambios metabólicos inducidos por el propio tumor, provocando todos ello una perdida de masa muscular y una desnutrición continua que hacen que el paciente se sienta débil y cansado.

Ten en cuenta, que si estas actualmente en tratamiento de un cáncer, tus requerimientos nutricionales en esta etapa son especiales, en función de la aparición o no de efectos secundarios del tratamiento realizado (cirugía, quimio, y radioterapia) y de la posible aparición de alteraciones en el gusto, olfato...
Una completa intervención nutricional individualizada que tenga en cuenta las tolerancias y preferencias, harán que la dieta sea aceptable y aceptada, haciendo de la alimentación elemento esencial en el tratamiento global del paciente, y clave para mejorar su calidad de vida.

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